Thursday, October 20, 2011

Cangrejos y Murciélagos Vampiro

 
En 2007, he visitado una mina abandonada cerca del pueblo de Minas, en Uruguay.  He participado en este excursión gracias a la organización de una scuela de enseñanza de español que se llama “La Herradura” en Montevideo.  Cristián, el organizador de la excursión nos explicó los principios del rappel.  Después de las preparaciones de los arneses, en rappel cada un bajó un barranco en el cerro para encontrarnos cerca de un ducto de acceso a la mina.  Ahì tuvimos que bajar 18 metros para llegar al nivel superior de la mina.  Se trata del único nivel que no fue inundada durante un accidente hace cerca de 70 años, que mató más de 1200 mineros. 
El rapel fue bastante fácil.  Necesitamos ponernos cascos porque casi siempre las galerías eran de menos de 1,65 metros de altura.  Cristián era nuestro guía dentro de las galerías.  Entramos como un grupo máximo de seis personas para visitar el interior de la mina.  A veces las galerías tenían viejas herramientas de su época de funcionamiento: carretillas de mano y recipientes por ejemplo. 
La parte más interesante fue la de los murciélagos vampiro.  Una vez, Cristián nos aconsejó marchar en fila india para dejarlos un pasaje para volar.  Pocos segundos después, un murciélago nos pasó. (rozando claro, no caminando).  Se trata de la especie del tamaño grande de Uruguay.  Sobreviven tomando la sangre de los caballos y de las vacas, pero sin transmitir ninguna engermedad (y sin crear una colonia de Draculavacas, menos mal). 
Pasamos por algunos ductos inundados.  El ducto principal es profundo, de 30 metros, y conecta con los otros dos niveles donde murieron todos los mineros.  También entramos en una parte que parecía una cueva, donde había un nido, o “casa” de murciélagos.  Paramos allí para mirar sus movimientos.  Volaban en diagonal, siempre siguiendo la misma línea. 

Después, vimos el principio de la formación de las estalactitas y estalagmitas.  Pero lo que me gustó más fue el brillo de la condensación del agua con los minerales.  Gracias a la linterna, parecían moquetitas de terciopelo con cristales.  Mirando otra vez por el piso, vimos charcos, de sangre (los murciélagos vampiros defecan sólo restos de sangre) y agua, en los que viven cangrejos.  Es increíble pensar el corto tiempo en que el reino animal está desarrollándose en este lugar hecho por y para los seres humanos.
Hicimos la prueba de quedarnos en la oscuridad total por un rato.  Ni siquiera veía mi mano a unos milímetros enfrente de mi cara.  En esta oscuridad escuchamos las actividades de los murciélagos.  
Después de una visita bastante completa a las galerías, salimos caminando.  Al principio la luz del día no era fácil de tolerar.  También el mundo de los árboles, los arbustos, los cerros y el cielo fue, por lo menos durante dos minutos, como otro planeta.  Salimos del cerro para comer y charlar.
Todavía nos esperaba el rappel más difícil: la entrada en el ducto mayor.  Ibamos a bajar en rappel más de 30 metros.  Esta vez cada uno permanecería sólo un rato en la galería principal.  La idea, entonces, era el rappel y no la exploración de las galerías.  Fue una experiencia diferente, nada que ver con la de la pequeña entrada.  Tenía más miedo y algo me ponía nervioso.  Cristián nos animó a hacerlo una segunda vez para disfrutarlo.  Tenía razón.  La segunda vez estuve casi siempre relajado y disfruté mucho. 
Al fin, recogimos todas nuestras cosas y esperamos los taxis para volver a Minas.  Era la última oportunidad de charlar todos juntos.  Cristián me dio su opinión profesional sobre mis rappeles: todo un éxito.  Puedo decir que estoy de acuerdo.